La Semana TrĂ¡gica de Barcelona 1909


LA SEMANA TRAGICA DE BARCELONA



La Semana TrĂ¡gica de Barcelona es el periodo comprendido entre el 25 de julio y el 1 de agosto de 1909. En Barcelona estallĂ³ una revoluciĂ³n y sus calles quedaron en manos de los revolucionarios socialistas, radicales y anarquistas, las consecuencias afectaron gravemente a las personas y las cosas. Hubo duras repercusiones en el cinturĂ³n de Barcelona y esporĂ¡dicas en otras provincias.




Levantamiento de barricadas en Barcelona




Las barricadas en las calle de Barcelona, ha empezado la revoluciĂ³n

Parece que el chispazo que encendiĂ³ la mecha fue el anuncio realizado por el gobierno de Maura el 11 de julio de 1909 para que los reservistas se incorporaran al servicio activo en Marruecos. El motivo era defender las instalaciones industriales de empresas española que estaban siendo atacadas tribus rifeñas , asegurando de esta manera el abastecimiento de los minerales de hierro a sus factorĂ­as.
Las tropas rifeñas habĂ­an atacado a los trabajadores que construĂ­an el ferrocarril minero en la zona de Beni-Fru-Ifrur a las puertas de Melilla. Los combates causaron serias bajas entre las tropas españolas. Importantes son los nĂºmeros de muertos en el Barranco del Infierno, el Barranco del Lobo y el Monte GurugĂº, bastiĂ³n rebelde que domina la ciudad de Melilla, por lo que se requierĂ­an urgentes refuerzos que atiende el Gobierno de Maura decretando el envĂ­o de varios Batallones de guarniciĂ³n en Barcelona que comienzan a embarcar en su puerto el 11 de Julio.




Los tres protagonistas: Ferrer (anarquista), Pablo Iglesias (UGT) y Alejandro Lerroux ( P.Radical)

Todo comenzĂ³ en el puerto de Barcelona, donde se vivieron escenas dramĂ¡ticas de despedida de los reservistas en el momento del embarque para Marruecos. Los reservistas eran trabajadores y en su mayorĂ­a padres de familia que al no poder pagar los 6000 reales requeridos para librarse de la llamada a filas, tenĂ­an que abandonar a sus familias y correr el riesgo de morir en combate contra los moros. El hecho es utilizado por los agitadores anarquistas y activistas socialistas. Los grupos revolucionarios se presentaron en el puerto para exaltar a la multitud contra los embarques intentando evitarlos. A partir de entonces y debido a la lĂ³gica intervenciĂ³n de la fuerza pĂºblica para contenerlos, comienzan los disturbios que se extienden rĂ¡pidamente por la ciudad, obligando al Gobierno a decretar el “estado de guerra” y reforzar a la PolicĂ­a con la Guardia Civil.




Numeras iglesias y conventos fueron incendiados, en la imagen se aprecian 6 columnas de humos

EL 18 de julio ( abrĂ­a que recopilar los hechos relevantes ocurridos en la historia de España los 18 de julios ) , Pablo Iglesias propuso en un mitin una huelga general contra la guerra y a favor de la paz, con todas sus consecuencias. La situaciĂ³n empeorĂ³ el 21 de julio, cuando los socialistas catalanes exigieron a la secretarĂ­a general de Madrid de su partido proclamara la huelga general en toda España.
El 24 de julio, anarquistas de Barcelona, formaron un Comité de huelga, recorrieron la ciudad reuniendo dinero para el fondo de resistencia. Finalmente el comité de huelga estuvo formado por los republicanos radicales (Leroux), los socialistas junto con la UGT y los anarquista de Solidaridad Obrera. El objetivo, la huelga general revolucionaria.




La quema de conventos e iglesias

Los cuarteles de la Guardia Civil y las comisarĂ­as de policĂ­a , fueron atacados por los revolucionarios, mientras que los cuarteles militares pasaban inicialmente desapercibidos. Las lĂ­neas del tren fueron dinamitada, y Barcelona quedĂ³ aislada por un tiempo, para los dos bandos.




Los revolucionarios toman las calles de Barcelona

El martes 27 de julio la violencia revolucionaria se dirigiĂ³ contra la iglesia catĂ³lica , desencadenĂ¡ndose la persecuciĂ³n religiosa que durĂ³ hasta el fin de la misma sublevaciĂ³n. Fueron incendiadas 12 iglesias parroquiales y 52 conventos con sus respectivos templos. Desaparecieron innumerables obras de arte y valiosĂ­simas bibliotecas. Se profanaron los cementerios de las religiosas, y despuĂ©s de exhumar los cuerpos, los depositaron en las aceras de la vĂ­a pĂºblica. Las escenas eran dantescas, se llega incluso “en un loco carnaval”, a bailar abrazados a las momias de las monjas del convento de la JerĂ³nimas.
Los grupos anarquistas y socialistas en su afĂ¡n revolucionario, tambiĂ©n quemaron colegios regidos por religiosos, bibliotecas y colegios municipales; volcaron tranvĂ­as, y en el centro de Barcelona aparecieron numerosas barricadas.




ExhumaciĂ³n de los cadĂ¡veres de los conventos




Los depositaron en las aceras de la vĂ­a pĂºblica

El capitĂ¡n general logra sofocar la revuelta al terminar el mes de julio mediante columnas mixtas del ejĂ©rcito y la Guardia Civil.
La revoluciĂ³n en Barcelona finalizĂ³ el sĂ¡bado 31 de julio. Al final, la Semana TrĂ¡gica dejĂ³ un balance de 75 civiles y 8 militares muertos, ademĂ¡s de cientos de heridos y numerosos destrozos en la ciudad .El nĂºmero de sacerdotes asesinados por la cĂ³lera fue de 3 y una gran nĂºmero de religiosos heridos.




Salida del entierro de los fallecidos durante la revuelta





Francisco Ferrer y Guardia es detenido


Alrededor de 450 personas fueron juzgadas y condenadas, 17 fueron condenados a muerte, aunque sĂ³lo se ejecutaron a 5, uno de los ejecutados fue Francisco Ferrer y Guardia. Ferrer era un autĂ©ntico anarquista revolucionario, que tenĂ­a la esperanza de que la huelga general se convirtiera en una revoluciĂ³n. En la madrugada del 13 de octubre de 1909, Ferrer fue fusilado en el castillo de Monjuich.




Juicio de Francisco Ferrer y Guardia




Francisco Ferrer y Guardia en el banquillo




Fusilamiento de Ferrer en el Castillo de Monjuich

DespuĂ©s vino la traiciĂ³n de Alfonso XIII a Maura. El rey cede al chantaje del Bloque de izquierdas al rĂ©gimen y el 21 de octubre de 1909, Maura acude solo al palacio del rey y sin dejar decir una palabra, Alfonso XIII le admite una renuncia que Maura no le habĂ­a presentado. Maura comentĂ³ a sus ministros a la vuelta de la visita, lleguĂ© a palacio y el rey me dijo “No esperaba yo menos de su patriotismo. QuĂ© gran servicio presta usted a la monarquĂ­a”. Antonio Maura confesarĂ­a a sus hijos, “ me ha fallado el muelle real”





Alfonso XIII y Maura

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